Como te dije por un mensaje de texto, eres como la brisa a orillas del mar, tan suave, tan dulce, tan delicada y frágil, pero tan fuerte, arrebatadora, brusca y torpe, haces que mis cabellos vuelen libres y que mis pulmones puedan seguir respirando. Eres la hermosa marea alta en un día nublado, chocando con las rocas, dejandoles en claro a las rocas quién eres y dejandolas admiradas con el blanco resplandor que dejas sobre ellas, solo que... cuando baja la marea ya no eres la misma... donde queda ese blanco resplandor? esa energía que te impulsa?... Yo soy las rocas, y te extraño. Admito que en este momento estoy siendo egoísta por miedo a que la marea se mantenga baja, en palabras literales: A perderte... y es que, a lo largo de mi vida todas las personas a las cuales he amado o querido mucho se han marchado sin más, sin previo aviso de que lo harían. Por costumbre e instinto básico aprendí a crear una coraza, la cual quebraste al mes de conocerte y me dejaste vulnerable frente al mundo, esa coraza impedía que me apegara a cualquier persona, me impedía amar a personas, me protegía... Solo te pido señorita destructora de corazas que por favor antes de marchar me avises anticipadamente, dame señales claras de que te irás, para así yo poder prepararme, y no comenzar a crear una coraza antes de tiempo, ya que te amo, eres parte de mi vida y no te quiero lejos de ella... recuerdas cuando te dije que si te pedía un cigarro me dieras un beso y que si te pedía que te fueras te quedaras conmigo? exactamente eso.
Otem.
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