Había una vez una niña que vivía en el fondo del mar, era inmensamente feliz ahí, todo era oscuro, no veía nada, solo escuchaba y sentía, pero un día decidió subir a la superficie, ya que se decía que ahí se podía ver y que todo era maravilloso, entonces la niña subió y se encegecio con la luz del sol, pero luego recupero la visión, y se impresionó con lo que vio, era como decían, habían muchos colores, muchas cosas y muchas personas, aprendió a respirar, hablar, leer y escribir, empezó a conocer gente, a la cual le tomo mucho cariño, pero a medida que pasaba el tiempo, esa gente la iba decepcionando y abandonando, ella estaba completamente sola y triste, hasta que conoció a una persona, se hicieron muy buenos amigos, pero el también la decepcionaba, así que ella perdió la capacidad de sentir, ya nada le agradaba, nada la hacia feliz, ni triste, ni la hacia enojar, había perdido a todas las personas que quería, ella solo quería volver al fondo del mar, donde nada veía, y donde no tenia nada que perder, así que fue a la playa se metió al agua y empezó a nadar hacia lo profundo del océano, pero cuando ya habían pasado unos minutos y se había alejado un poco de la superficie se empezó a ahogar, necesitaba respirar, así que salió nuevamente a la superficie y confundida se puso a pensar que al aprender a respirar ya no podría volver al mar, ya que se había acostumbrado a recibir oxigeno, pero ella no quería vivir ahí así que se metió al mar y nadó y nadó, hasta que todo se oscureció, pero esta vez no estaba en el fondo del océano, esta ves, no escuchaba ni sentía, esta vez, crearía su propio mar de sueños, ya que esta vez todo se había oscurecido para siempre.
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